No hay nada desafiante en ellos que nos provoque continuar.
No hay peligro.
Tal vez por eso he dejado de escribir como la gente.
Ops.
A la escritora le importa una mierda si se ha olvidado de cómo rimar.
A la escritora le duele la cabeza. Jura no volver de farra con familia, nunca más.
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