lunes, 9 de febrero de 2015

Febrero llegó y con eso la ansiedad previa a mi regreso a Temuco. De hecho ya puedo sentir el sudor en mis manos y la imposibilidad de completar el examen internacional que tengo que rendir, la vergüenza de tener que decirle a mis pares que pasé mi verano haciendo de todo menos plata. Aun estoy a tiempo, es cierto. Pero también surgieron otros planes, otros gastos...

... yo no pedí nada de eso. Solo quería un poco de ayuda. Eso me hubiese venido mejor que cualquier otro obsequio.

Me fui de acá por varias razones. De pronto me había dado cuenta de que era una de las pocas del grupo que estaba más consciente del tema de la pasantía siendo que apenas estabamos en diciembre. Decidí despejarme al menos un mes. Me despejé demasiado, tal vez.

Fui otra vez a Graneros... lo pasé bien. fueron hartos días... no ahondaré en eso acá.

Mi hermano se enteró de mi pololeo, Si, ahora es formal la cosa. Se conocieron el último la última noche que Tomás estuvo en casa. Hasta ese momento mi nivel de estrés estaba por las nubes... él no compredía como podía ser para tanto. Él nunca podría comprender.

... ya voy en mi segundo cartón de pastillas. Eso me tiene más tranquila.

Acabo de bajar el último disco de Steve. Espero poder escucharlo la noche de sus dos shows, en mi cuarto... sin nada más en lo que pensar.

$29.000 este año. En mayo... en otro teatro.

Para mi, un tercer imposible.

Mi gata está cada vez peor. Ya no puedo mirarla a la cara. Solo quiero que muera de una vez. Solo quiero que descanse.

No he ido a ver a mi padre desde que lo cambiaron de sepulcro.

Mi hermano ya se fue de la casa. O sea, está en eso. Mi hermana quiere su cuarto. Yo necesito uno, pero no me opondré a nada. Que ellos decidan.

Este pc es una mierda.

El disco de Wilson pide contraseña. Era deluxe. Pero ya no sirve.


sábado, 7 de febrero de 2015

me levanto temprano para estar sola un rato. Pasan 30 minutos que desaprovecho. Llega mi mamá.