viernes, 1 de junio de 2012

Soledad, nostalgia, madurez



Hace un segundo pensé en omitir esto pero no tengo para qué mentir ni limitarme. La verdad es no estoy bien. De hecho, creo que no estoy para nada de bien. Venía en la micro, con un café de máquina, pero aun así llevaba una amargura tremenda en mi boca, en todo mi cuerpo. Llovía, llovía copiosamente. Me pareció increíble la cantidad de agua que se podía juntar en las calles de Temuco en tan solo minutos. En el centro, vi pasar a un hombre, de unos 55 a 60 años, muy serio, muy distinguido, de abrigo oscuro y sombrero del mismo color. Su rostro se me hizo demasiado familiar. Fue tan así que mis ojos se me empañaron. Tuve que contenerme para no llorar ahí mismo, en la micro.

Esa fue la segunda vez que me ocurre algo así. Pero fue más profunda que la anterior.

En ese minuto caí en la cuenta de lo mucho que aun extraño a mi padre. El me amaba, lo sé. No era de esas personas que andan con el sentimentalismo a flor de piel. Para nada. Había que ser muy detallista, muy aguda para reconocer esos detalles que delataban ese enorme cariño. Los últimos cumpleaños y días del padre le costó mucho contenerse y mostrarse firme ante nuestros regalos y cartas, de esos que hacíamos por el colegio, o por nuestra cuenta. Una vez lloró, un poco. Se excuso diciendo que recordaba una película muy emotiva que había visto la noche anterior. Mi hermana hace un tiempo me contó que lo vio llorando solo, en su cuarto, creo. Me parte el alma pensar en ello, no haber podido consolar ese dolor tan grande suyo. No haber sido mas grande para entenderlo mejor. El hubiese querido darnos lo mejor, porque nos lo merecíamos. Porque a pesar de sus desaciertos, trabajó toda su vida. El era un hombre muy orgulloso. No debe de haberle gustado tenernos por años en una casa con tan pocos muebles, no tener un auto como cuando era joven y sacaba a pasear a sus amigas y a mis tías y primos. No habernos llevado de vacaciones, a conocer "Las Siete Casas" (me parece mucho que se les llama así), una villa apartada solo para familias de uniformados, en la que vivió cuando era un niño, con mi abuela y mi tía Sara, en esos tiempos en que mi abuelo era una persona demasiado importante en la armada (Nunca logro recordar el cargo que tenía, solo sé que por la cantidad de piochas que llevaba en su uniforme en aquel retrato de la casa de mi abuela, ha de haber sido una persona muy reconocida). En muchos aspectos creo que mi padre ha de haber sentido arrepentimiento, frustración, impotencia. Su vida no era mala, ya lo pueden ver, era el hijo hombre mayor (tía Sara era mayor que el), mi abuelo le tenía confianza y le reconocía bastante. Tuvo una buena educación, y en su juventud un entorno social a lo jetset. Era muy guapo, y las chicas le llovían. Más allá no conozco, imposible de su boca. Lo sé por las cosas que mamá me cuenta. Ella lo pasó muy mal por eso. Yo aún me pregunto cómo fue que ellos se conocieron. Como fue capaz de concretarse un amor entre dos personas de tanta brecha de edad. Un día, no hace mucho, se me ocurrió preguntárselo a mi mamá. Ella no me dijo en que circunstancia se conocieron, si era amigo de la familia, un vecino, un amigo de alguno de sus hermanos o amigo de sus amigos. La cosa es que él bordeaba los 30 y ella tenía 15 o 16. Ella me cuenta que él le escribía algunas cartas. Y que cuando se veían no hablaban de cosas tan entretenidas. Mi padre a veces agarraba eso de ponerse muy serio, o aburrido. No me lo imagino para nada cortejando a mi madre. Tal vez ella se lo puso algo difícil. La mujer tiene su carácter. Creo que a pesar de ser extremadamente joven sabía todo lo que tenía que saber sobre un hombre como mi padre, con tanto mundo, con tantas "experiencias". Ella me cuenta que solo que el de vez en cuando a el le daba eso de molestarla, decirle que algún día se casarían, que el se encargaría de darle de todo. Que ella solo tenía que decir que sí. Esa manía suya de querer tenerlo todo bajo control. Esas eran sus formas de convencerla. Mi madre era humilde y con un pasar mucho más limitado que mi padre, pero era muy inteligente, astuta, muy guapa también y con un carácter fuerte (medio indomable, me la imagino). Algún día él se aburriría de tanta guarra estirada y querría a alguien con mas materia gris, más madura. Alguien, como mi madre. Pero al comenzar ese pseudoromance, las cosas no cambiaron, para nada. De hecho las salidas con sus amigas continuaron y bueno, fue bien cretino. Supongo que era consciente de su potencial. Sentó cabeza esa vez que mi madre iba con Cristian, mi hermano, en brazos y le sorprendió al volante de el auto de una guarra. Ella, sin armar mayor escándalo,  le advirtió que solo le tomaría tres días tomar sus cosas, coger al niño y desaparecer para siempre, que si no quería que eso ocurriera se bajara en ese instante. Mi padre lo hizo, de muy mala gana, de verdad. Me pregunto si yo hubiese podido tener semejantes cojones para actuar como ella. Luego de que se casaron (por el civil, nada más) vivieron en la casa de mi abuela, donde mi madre la paso muy mal, por la vieja que la insultaba todo el tiempo, por mis tías que fueron unas brujas y mis tíos que siempre vieron en mi mamá la presencia de una pendeja puta, que estaba ahí solo por plata. Mi padre no hacía mucho, le cargaba el escándalo, y la falta de compostura. De verdad, dudo que haya levantado muchas veces la voz para defender la moral de su mujer... a veces era bastante cobarde. Bueno para no hacer el cuento tan largo, mi padre no hizo muy buenas inversiones, trabajo de profesor de historia, sabía inglés y algo de francés. Ejerció por eso de pinochet, que dejo a los egresados de cuarto medio hacer algo así como un curso expressvoila, que ya eres profe. Pero no continuó en eso. Compró camiones y trabajó con ellos para la industria maderera. Luego entró a la industria como analista químico (en ese tiempo por falta de personal dejaban entrar a cualquiera con una capacitación y ya). Estuvo muchos años ahí, gano mucho dinero, tuvo auto y casas de las que heredo por la familia. Pero invirtió mal, las vendió todas, se quedó sin auto y perdió el empleo luego de 15 años porque ya veían que necesitaban gente más joven y con estudios. De los tres hijos, mi hermano Cristian tuvo un pasar algo mas acomodado, creo. Pero no fue feliz. Yo y mi hermana nacimos cuando él tenía entre 18 y 19, en un estilo de vida más humilde, pero tuvimos esa inocencia y a pesar de lo poco, la pasamos bien. Es cierto que él paso por buenos colegios y que no le faltaba ni para comer ni vestir, pero paso casi toda su infancia viviendo amargado en casa de mi abuela, lo que fue una real mierda. Eso junto con que mi padre fue a ratos muy estricto y desagradable con él y a veces le daba por no dejarle hacer algunas cosas como irse de gira con su curso. Tal vez por eso fue algo rebelde, pero no mucho. Tuvo andanzas y una vida social interesante, pero no más movida que la de mi padre, definitivamente no. Poco antes que naciese mi hermana, en el 92' (porque creo que fue antes) mi papá comenzó a trabajar manejando un colectivo, ya que la pensión que recibió de la industria fue miserable (para colmo le estafaron con el pago de las imposiciones de AFP. Esto significa que no le cotizaban los descuentos mensuales. Perdió millones con esto. Aun ahora existe un juicio, pero después de tanto tiempo, es muy difícil que se resuelva). Aquí comienza lo mas crudo de la historia. lo que más afectó a él y a esta, su familia.



Él pasaba por la calle Baquedano (frente a la casa de mi abuela) y se detuvo en la intersección con San Martin. Había una hilera enorme de autos estacionados a mano izquierda en dirección al centro, lo que no dejaba ver con claridad si venía algo o no desde esa parte. Luego de un instante en que no venia nada y respetado el disco pare, avanzo. En eso una moto se le vino encima a toda velocidad. Impacto el lado en el que venía conduciendo él, y el motorista salió expulsado una cantidad considerable de metros por San Martín. El tipo ese salió sano y salvo. Resultó ser un sucio y con un abogado igual de turbio que él mi padre fue enjuiciado y responsabilizado de todo. El no puso defensa, no sé si porque no sabía que podía hacerlo por medio de un abogado municipal, o porque confiaba mucho en la ley. La razón por la cual mi casa permaneció tanto tiempo empobrecida era que, junto con cancelar multas, existía además la latente amenaza de embargue. Esto fue así hasta casi los últimos días de su vida. Supongo que el destino quiso saldar las cuentas que quedaron pendientes luego de su vida pasada, pero, ¿Era necesario que fuera así? Todo esto de ver como una vida se viene abajo desmoraliza a cualquiera. Tener que pasar día entero manejando, dormir en casa de la abuela ya que nadie se hacía cargo de ella, pasar con nosotros la mitad del día, tratar de pagar los estudios de Cristian, creer que tal vez mi hermana y yo no tendríamos posibilidad de una educación superior... En general, no poder darle un buen pasar a tu familia, no tener un propio buen pasar... todo eso, le caga la psiquis a cualquiera. El estaba horriblemente arrepentido, de los errores que cometió, de no haber prestado mayor atención en mi mamá. Hace poco, mi madre me habló sobre su sospecha de que mi padre actuaba aquel último tiempo como si estuviese viendo venir el fin. ( y yo le creo. El era bien especial, muy susceptible a sentir presentimientos o vivir experiencias telepáticas).Pocos días antes de su infarto, él le confesó que sinceramente se sentía muy dolido por no haberse casado antes. Yo era pequeña en ese entonces, tenía once. Sin embargo, cuando mi padre murió, le lloré a mares, un día entero. Luego por alguna razón no pude. Llegué a creer que la necesidad de descanso de él era más importante que la necesidad mía de tenerle conmigo unos cuantos años más. Tal vez por eso me comporte tan reservada. Gracias a Dios resulté ser una niña bastante inteligente, bastante empática, desde bien chica. Ahora comienzo a creer en las muchas cosas que me asemejan a mi madre. Tal vez por eso mi padre fue tan especial conmigo.

Después de todo, era buen hombre. No le conocí más de lo que él me conoce a mí, pero no creo que sus errores hayan sido lo suficientemente grandes para vivir tanta desgracia junta. Vamos, nadie que esté sinceramente arrepentido se lo merece. Me vale mierda si fue un cretino alguna vez, porque al menos tuvo la intención de remediarlo de verdad. El mundo está lleno de cretinos, pero hay pocos con la valentía para detenerse, romper el vidrio del orgullo, reconocer su equivocación, retroceder y pedir perdón con humildad. Este solo esforzado acto, y que sé fue real, le hace merecedor del podio en que le tengo.

Como dije hace un comienzo, lo amo y ahora mismo lo estoy extrañando mucho. De hecho, ahora mismo no pude evitar caer en llanto mientras escribía Y es que tal vez estoy sintiendo no haber tenido una charla suya, con ese tono de hombre sabio, tan propio de él, acerca de los temas que ahora me aquejan tanto. Ya saben, esos sentimentalismos de los que siempre escribo. Me hubiese gustado sincerarme con él y que él que me contara de su historia con mamá, de por qué la escogió a ella, de cuáles son esos detalles de los que debo tener cuidado cuando se trata de hombres, conocer si de pronto no le simpatizó tal y tal chico que me ronde. Creo que una orientación suya me hubiese venido bien precisamente ahora, que estoy tan confundida y me siento tan sola. Probablemente me diría que me dedique a estudiar. Probablemente se hubiese preocupado más de la cuenta porque su niñita se desespere, se apresure y se vaya a entrometer con un sujeto con costumbres muy parecidas a las de él. En fin... hubiese sido hermoso, vivir todo esto. Pero uno no puede hacer su voluntad siempre. A veces es necesario olvidarse de los anhelos mas profundos por un bienestar común. Qué más da. Así es la vida. Así son las reglas del juego. Para jugarlo bien es mejor aceptar su naturaleza. De todas maneras, no creo que estemos tan distanciados. Para un padre y una hija siempre hay medios para seguir en contacto.

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