viernes, 14 de septiembre de 2012

Cambios.

September 13th. Evening:

Todos los días crecemos un poco. No solo biológicamente, si no que mental y espiritualmente. Yo no estoy igual a hace un año atrás. En eso tuviste bastante razón. Sin embargo no estoy completamente distinta. Uno cuando aprende cosas nuevas las adjunta a otras que ha decidido conservar ya que, o son "útiles” o son “importantes”.

Recuerdos… Supongo que recuerdo aún aquellos episodios que han resultado más traumáticos durante mi camino. Soy consciente de que no se irán. No se irán hasta cuando yo misma decida que no me sirven más en mi memoria. A veces me alegro de algunos buenos momentos. Otras, me pongo triste por lo que no me salió tan bien. U otras, me avergüenzo de cómo me comporté…

 Estoy un poco más grande. Puedo darme cuenta de mi realidad. De lo que puedo hacer y lo que no. De lo que quiero y lo que no. De lo que debería y lo que no. De que mis posibilidades, deseos y deberes no son iguales a los de los demás, o a los tuyos. Ahora tal vez mis sueños no son tan descabellados. Tampoco me frustro tanto, si las cosas me salen mal. Con el tiempo te acostumbras a tus imperfecciones. Incluso he aprendido a no echar tanto de menos a quienes no están junto a mí; a no tenerle bronca a los que me tienen bronca; a los que me hicieron o me desearon mal.

No me molesta tanto si estoy sola. De hecho ni creo que sea culpa mía. He sido en parte yo, en parte ellos, en parte el contexto, en parte el entorno y sus posibilidades. No creo mucho en la mala suerte. Creo más bien que aún soy despistada y me falta un poco más de orden mental. Pero voy bien. Al menos me gusta creer que soy libre, que tengo mis ventajas. Si quiero me voy fácil, si quiero vuelvo fácil. Si ahorrara más seguido sería mucho más fácil, claro está.

Aún soy joven. Aún me miro en el espejo y me agrada lo que veo; especialmente en las mañanas. Si me cuidara más sería mejor, pero me gusta. En una de esas si pedaleara más seguido estaría en mejor forma. Si durmiese un poco más mis ojos no se verían cansados. Si comiese lo justo y necesario mi pequeña panza desaparecería. Si dejase de fruncir el seño no parecería que estoy siempre molesta.

Estoy diferente, pero no me quedaré así. No tengo ni la menor idea de lo que puede ocurrir más adelante. Pero tengo la certeza de que siento menos miedo que antes. El miedo paraliza. El miedo cierra puertas. Lo que menos quiero ahora es continuar encerrada.

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