domingo, 16 de septiembre de 2012

Apego "D"



El semestre pasado estudiamos en el ramo Persona y Aprendizaje los estilos de apego que puede existir entre una persona y y sus figuras protectoras más próximas. Como es lógico, durante nuestra infancia lo son nuestros padres. Al crecer abrimos cabida a relaciones sentimentales, que con el tiempo desplazan la figura paterna.

Tradicionalmente se habla de tres tipos de apego. Sin embargo existe un cuarto tipo raramente mencionado, que llamó especialmente mi atención. Se llama apego "D" (Desorientado-desorganizado). La figura de apego actúa de tal forma que genera un estrés, temor o desequilibrio en el individuo. Esto puede traducirse en maltrato físico o mental. En estudios realizados a niños, se observó que un niño al ser abandonado en una habitación por su madre, reacciona con conductas totalmente extrañas y, en ocasiones, bizarras (arañar paredes, caminar en círculos, autoagreción).

En la mayoría de los casos, la razón del comportamiento desorientado del cuidador tiene su origen en su propia infancia. Es muy probable que él mismo haya experimentado situaciones del mismo tipo con sus figuras protectoras. Entonces se encuentra en un aprieto al no saber cómo actuar para la protección de aquel ser a cargo. En algunos casos, se genera un estilo de cuidado atemorizado/atemorizante, donde el protector atemoriza al individuo con su conducta.

El individuo, por otra parte, se encuentra en un escenario encajonado. Su figura de apego representa una fuente de estrés, por lo que éste se esmerará por mantener distancia de él, en la medida de lo posible. Sin embargo, sus posibilidades no le permitirán distanciarse nunca lo suficiente, ya que aquella fuente de estrés continúa siendo su único protector. El individuo no puede alejarse ni acercarse demasiado a su cuidador, porque en ambos casos generará un desorden en él.

Esta situación, como hice mención anteriormente, podría darse más adelante entre relaciones afectivas de índole "pareja". Las conductas agresivas de la figura de protección en la relación pueden representarse igualmente en maltratos físicos y mentales. Sin embargo la conducta del individuo víctima  de ellos tal vez no sea tan bizarra. En algunos casos puede llegar a tales extremos. En otros, por la misma madurez y autonomía y menor sentimiento de vulnerabilidad que se genera al crecer, la persona no reaccione con actitudes demasiado extraños. Esto no significa que el daño causado sea menos profundo. De hecho, es en estos casos en los que la atención debe volverse más aguda. Los síntomas serán menos externos. Esto puede significar un riesgo potencial de que la persona "explote" en algún momento, extrayendo de sí toda una carga de forma exagerada, de una sola vez.

Este tema me parece especialmente interesante, junto con otros desórdenes psicológicos, como el síndrome de Estocolmo. Más adelante dedicaré tiempo para aquello, a ver si puedo establecer algunas relaciones con esto.

Aquí hay algunas fuentes bibliográficas, para los que deseen profundizar mayormente en el tema:
http://www.nswslasa.com.au/main/page_spanish__apego_inseguro_desorganizado.html
http://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0718-48082011000100011

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