jueves, 6 de noviembre de 2014

Antártica

El verano pasado (o antepasado... no lo recuerdo) fui a la librería del Mall de Los Angeles a dejar currículo. Esto porque hacía un tiempo había visto a una señora en el mesón de los libros con pinta de 'cualquiera puede hacer esta pega mejor que yo'. Entonces yo, sin haber leído más de 30 libros en mi vida (la mayoría me los pidieron en el colegio. No es que no los haya disfrutado pero ciertamente no fueron mi motivación intrínseca, excepto un libro que es mi regalón y ya he hablado acá demasiado de él), fuí y le pregunté al tipo de barba, vigote y lentes cuadrados (anoquehipstah) si recibían gente y dijo que sí... pero nunca llamaron.

Ya. Todo esto para decir que ayer fui a la Antártica a lo mismo. Ayer le dejé mi 7UP encargada a la Nico, que me invito a unos helados en el Bravísimo (sin agua mineral, cortesía de la casa. Porque pagamos con Junaeb. Porque somos pahbres)... y entré a la librería. La mina estaba hablando por teléfono, y el tipo de al lado me atendió... que volviera mañana, que estarían recibiendo gente estos días para diciembre en adelante... que especificara si era full time o part time. Y un rayo de luz brilló en mi corazoncito... y me fui con la Nico decidida a volver al día siguiente. Hoy volví, me atendió un tipo que estaba como escondido bajo el mesón, frente a lo que parecía un computador... En realidad yo lo interrumpi. El como que quería pasar piola y conmigo no le resultó. Le pregunté lo más polite posible si se podían dejar curriculos (ni idea si era el mismo tipo de ayer), y me dijo que si, que lo dejara no más, relajado, definitivamente sin darle el mismo grado de importancia que le dí yo al asunto. Le entregué mi currículo, le dí las 'muchísimas gracias', y me fui, sintiéndome bastante huevona por esa frase culia, y pensando que por eso no me van a llamar.

... ¿Y si me llaman?

Si me llaman sería piola... osea, sigo sin ser un astro de la lectura, pero me sentiría un poco más relajada que en una tienda de retail, pensando que l@s colegas y l@s clientes van a pasarselo evaluando mi apariencia. En una librería la gente te evalúa más la mente, la cultura... 'que tan culto es uno', relacionándolo siempre a la cantidad de libros que hayan pasado por nuestros ojos... En una circunstancia como aquella solo podría sentir lástima, por como la gente, a pesar de todo lo que ha leído, no entiende que cada cual lleva una mochila de cultura que no se mide ni cuantifica... que es diferente... que ni mucho menos existe la gente inculta... que nadie es más o menos según cuanto haya leído.

Vuelvo a recordar los dichos de mi tío Nené.

Entonces... si me llaman, sería piola, reitero. La librería es chica... tiene un ambiente relajado... como si los estantes pudieran protegerla a una de la interacción social. Ropa? Solo una polera azul, como la de los demás... el resto no importa... Solo quedaría pensar en como enfrentar a los clientes... como evitar las crisis de ansiedad. Solo quedaría pensar en como evadir los pares de ojos familiares que me vayan a descubrir a mi, trabajando en un lugar como ese. No... que por favor no me descubran esos ojos allí. Que no me descubran en ninguna parte.

... ¿Y si no me llaman? Tendré mi máquina de Cupcakes, mis chocolates y las ganas de ingeniar una manera de ganar lucas.

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