sábado, 1 de marzo de 2014

Credo, palabra, espera, convicción y hecho.



El viaje se pospone por una semana, avisan de un correo de la Universidad recibido y vencido en enero, llegan los primeros depósitos a la cuenta... me viene el ahogo y salgo a pasear.

No sé muy bien qué quiero decir... es un sentimiento vuelto idea rebelde... de muchos brazos, que no quieren ser medidos.

Es incredulidad, es magia, es misterio, es milagro.

Recibo fuerza, la recibo prestada. Es útil... es brillante. Brilla dentro de mí, color turquesa, embelleciendo al luto, conquistando a la castidad.

Cedo... me alejo del manubrio y confío las direcciones, velocidad y destino de mis viajes. Creo...

The yellow windows of the evening train... se fueron, se corrieron veloces detrás del campo de mis ojos. Me subo a un nuevo tren... No sé a dónde iré a parar... no sé si quiera parar...

Reposo, espero, me preparo, alisto los últimos detalles, la estética, la imagen mía, la cordura mía. Para recibir el día en que debute un nuevo escenario, un giro literario, un nuevo argumento.

Y las promesas ya no serán deudas. Lo dicho sea hecho. Mi palabra sea realidad. Mi persona sea diferente. Ni más ni menos.

Porque así lo he querido, y así lo he esperado.






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