jueves, 24 de julio de 2014

Y se fue... y a mi me queda esperar mi hora de partir también. El tiempo voló mucho más rápido... más allá de la percepción de ambos. Un par de momentos se inmortalizaron en fotos. Los significativos tendrán su respaldo en la memoria del corazón, que es más impulsiva, más subjetiva, y les transforma en réplicas con contrastes más fuertes... recuerdos que pronto no serán más que un reflejo de lo que todo aquello significo para el deseo, o amor, o lo que sea.

Ocurre que de aquí a mañana, dos semanas, estaré un poco más segura de quererlo que anoche cuando me dejaba querer entrelazando mis piernas alrededor suyo. Más segura que en esas veces que esperó a que le respondiera con frases lindas, y no dije nada. Todo se ve mejor de lejos. Aunque de cerca, ya se veía más que bien.

Desorden, falta de plata, burlas de la hermana, el regreso del hermano, loza por lavar, almuerzos por hacer, la cama sin sábanas, su olor en mi ropa, los asuntos pendientes de la U, el mechón de pelo que me arrancaron ayer y que olvidó de llevarse, las fotos... Es lo que me queda. Es con lo que tengo que volver a acostumbrarme.

Ya viene agosto. Ya me tocará partir a mí.

 


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