viernes, 25 de julio de 2014

En un momento dado, que es distinto para cada cual, aprendemos a perdonar esas cosas por las que jamás debimos haber sentido rencor. Es una batalla innecesaria, que nos hace ignorar las buenas dichas que aun existen. Porque la única obsesión por la que deberíamos respirar y poner nuestro total esfuerzo es la de disfrutar el día a día, y cooperar para un buen futuro con los del ahora, y con los que vendrán. 

Y el tiempo seguirá corriendo.

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