jueves, 3 de julio de 2014

Falta de lenguaje

Una de las cosas que me molesta al estar con amigos (ya, ya. amigos no. 'gente buena onda'), es cuando hablan alguna cosa entre ellos, y no alcanzo a escuchar, y digo 'Ah?', y no responden. Ellos están a un cuerpo mas allá de mi, y se escuchan de lo mas bien. Es que me estoy quedando sorda, quizá.

Incomunicada.

Hoy tome la guitarra y pase mi tarde con ella. Hablábamos con palabras que no eran de nosotras. Nunca son de nosotras. En realidad somos un eco de otros. Mi voz... bueno, mi voz no funciona con mi guitarra. Funciona con letras, sí. Los documentos que voy adjuntando de vez en cuando en una carpeta son testigo de ello. Este blog también... a veces.

Con mi guitarra hablamos lo que otros hablan. Y ella para mi es como esos tipos a los que a una le cuesta hablarles... tipos raritos, con pinta de hacerse los 'especiales', esos mismos pu. Esos tipos interesantes que te rompen con ojos de hielo láser, con silencio, que no dice nada, pero genera pánico. Así es mi guitarra, cuando intento hablarle de mi.

Coperarme? No... aveces me sigue la corriente, con tres acordes y a lo mas dos secuencias coherentes que le he sugerido. Cuando quiero seguir ella no me escucha. Se hace la lesa... y la conversación se desarticula.

Con ella nunca puedo lograr decir lo que quiero y puedo con letras. Por eso no seré música.
Y mi puñado de letras se quedarán en donde está. Incomunicado.

Punto a parte...

Hoy todo el mundo prefirió no hacer nada... y yo preferí no hacer nada más por el resto. Hoy está helado... hoy no ordené. Hoy cociné algo y quedó más o menos. Hoy dejé una película a medias. Hoy recordé que la gente de Obama me está mirando de la webcam, cuando me cambio de ropa. Hoy me duele la guata. Hoy no sé en que ocupar mi tiempo. Nada nuevo.

Hoy se hará tarde... Hoy no hablaremos... y si lo hacemos, su mamá lo sabrá, él se irá pronto, yo apagaré la luz, me dormiré a la izquierda, apegada a la muralla, de guata, con los pies helados; y no dormiré hasta un par de horas después. Nunca me duermo antes de dos horas después.

Yo soy una mina como todas, me doy cuenta. Me preocupan las mismas cosas que a todas. Y cuando digo las mismas cosas me refiero a ustedes, hombres. Si. Ustedes que, esperemos, se preocupan de las mismas cosas, y cuando las mismas cosas, me refiero a nosotras. El punto que nos difiere es el enfoque que le demos a esas cosas.

¿Que pueden pensar ustedes la primera vez que ven a una chica que les gusta? ¿Sienten ese cosquilleo en el estomago, extraño, agradable? ¿Que es lo que querrían hacer inmediatamente entonces?

Todo esto por haber visto el video ese, del chico que ve a la chica en la parada de auto bus. Todo porque quedó tan bien hecho, que casi me lo compro.

Bueno... es un fin ciego. Nunca sabré lo que sienten ustedes, ni cómo lo sienten.

Y para ustedes, puede que alguien como yo siga siendo un misterio. Aún si a veces me esmero por ser honesta.

No. No importa que tan honesta pueda ser con ustedes, con él. Nunca comprenderán lo que tengo acá adentro.

Porque el lenguaje es un intérprete incompetente cuando pretende hacerse cargo de entregarles una copia feliz de mi edén personal. Porque para ustedes, el lenguaje tampoco será más que un bosquejo de lo que yo no conozco.

Esto mismo le dije, y no me entendió. Porque el lenguaje no es suficiente. Las letras no son suficientes.
Y si pudiera decirlo con una guitarra, tampoco bastaría. Tal vez cuando le tome las manos, o me cuelgue de su cuello, o lo mire de la forma en que solo lo miraré a él, y mi voz tenga una frecuencia diferente... tal vez, luego de hacer junto todo eso que tengamos pendiente, se hará una idea más cercana de mí sentir. Y el día en que nos lea a mi y este puñado de letras, también podrá estar mas cerca.

Eso es... eso puede ser.

Tal vez solo hace falta estar más cerca.

Punto final.

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