lunes, 23 de julio de 2012

No tengo ganas...

De eso me dí cuenta hoy. No tengo ganas de levantarme, de tomar desayuno con calma... No tengo animo de prender el comutador y leer las mismas estupideses de siempre, de aguantar cuanto virus entre lo torne todo tan lento, tan truncado como mi vida misma, ya que ultimamente ni puedo oir música tranquila porque cada reproductor tiene un maldito error. Solo puedo observar como este aparato se destruye a si mismo. No sé hacer nada, ni me esforzaré más por nada.

No tengo ni ganas de escribir, saben. De hecho la mayoría de mi tiempo lo paso pensando en que cada día es un día menos para regresar. Supongo que lo más grato ha sido compartir con mamá, estár más cerca de ella. Le ayudo a ordenar algunas cosas de la casa y hace unos días le acompañé hasta la noche preparando una torta a pedido de mi madrina, que tenía una reunión con colegas y gente de su círculo social más exclusivo. A veces me pregunto que es de ella todo el tiempo que pasa sola, si acaso pasa por lo mismo que yo o no. Creo que ella es lo más parecido a mi y lamento tener que perder la paciencia con ella, cuando le hablo y sus oídos no me oyen claro, cuando no entiende lo que le digo o cuando comenta cosas demasiado fuera de contexto y algo desatinadas. Es mi madre pero más que eso, creo que es la unica familia que tengo. El día en que ella se valla estaré completamente sola.

Faltan dos semanas para regresar y antes de eso quisiera hacer más cosas con ella. Estar más presente, dejar de ser la hija desatenta de la que habla mi hermano. Nos servirá a ambas. Ambas, si no estamos la una con la otra, quedamos en profunda soledad. Por el momento no tengo muchos deberes presentes. Solo quiero relajarme de verdad estos días, para renovar con mayor fuerza los compromisos de una nueva mitad de año. Una más densa y desafiante que la anterior.

No hay comentarios:

Publicar un comentario