lunes, 2 de enero de 2012

INSOMNIO

Una de la mañana y estoy aquí frente a la computadora. En realidad me fui a la cama a eso de las 10:00; bastante temprano a mi juicio, justamente porque mañana vuelvo a trabajar. Mi hermana tiene certamen y ahora mismo esta hablándole por skype a viva voz a sus compañeros y no sé si es respecto a la materia así como tampoco sé si tiene alguna consideración con el derecho a dormir de los demás ya que aparte de mi, mamá se levanta aún más temprano (a eso de las 05:30) para trabajar sacando más y más arándanos. En este minuto podría estarme preguntando si soy capas de odiarle. Le hablé para que bajase el volumen de la voz y no hizo el más mínimo esfuerzo. Pero lo que más rabia da es que el resto no dijo nada. Cristian tiene su cuarto al otro lado del de Loreto (el ruido se le cuela por las paredes igual que a mi) y es como si él y mi mamá (que comparte cuarto conmigo), se hubiesen puesto de acuerdo para tragarse un frasco lleno de Valium para dormir plácidamente (por qué mierda no me convidaron).

Hubiese preferido crear esta entrada inmediatamente pero el internet no le tomo a mi computador (¿Mala suerte? Who knows?) así que me siento de lo más patética.

Patética, sola, y muy amargada. Así mismo estoy. Yo creo que al leer algo así la gente ha de pensar que lo soy porqué quiero. Seguramente no se imaginaran lo extrovertida y feliz que fui a los 5 años. En realidad no recuerdo el tiempo en el que todo se tornó tan grisáceo. Solo sé que fue antes de que mi viejo muriera; esto último fue solo la gota que rebasó el vaso. Muchas veces he pensado en qué sería de mi vida si esto no hubiese pasado. A lo mejor estaría igual de solterona (a él nadie le sacó la idea de que yo y Loreto teníamos permisos románticos apenas después de los 18); a lo mejor no estaría postulando a la universidad, si no que estaría aprendiendo a cómo ser una buena dueña de casa, con algunas menciones en cocina, higiene y técnicas de bordado. Pienso que a lo mejor no hubiese tenido ni a la mitad de las amistades que ahora tengo, ni tampoco pleno derecho a Internet. Pero sin embargo pienso que las cosas en casa andarían, al menos, en orden. No oiría más faltas de respeto a mi mamá ni nadie me molestaría tampoco a mí. Nunca quitaré la imagen de mi viejo como el hombrecito que me defendía de mis pesares con su vozarrón y firmeza.

Mierda. Era lo más cercano a un héroe, y acabó igualmente frágil como todo ser humano. Yo he justificado su muerte pensando en que a todos nos tiene que llegar la hora de descansar. Pero siempre creeré que pudo haberse ido un poco más tarde; al menos hasta haber cumplido algunos deseos suyos que quedaron pendientes.

Bien, bien. Parece que me desvíe un poco. Ahora tengo miedo, de que a la mañana ande con una cara de muerto andante en la oficina y esto vaya apuntado en algún registro evaluativo. Si. Empezaran a preguntarme “Qué pasa”, “Cómo estuvo el fin de semana” y yo responderé “Bien…” y eso será todo.

Ahora viene mi hermana haciéndose la agradable a preguntarme por qué estoy acá, como si no fuese suficientemente obvio (“Leí en facebook de alguien que comentó que los puntajes de psu los publicaban hoy y no sé, pensé que era eso”); hay maneras y maneras de sacarse el pillo pero ella simplemente se pasa.

Qué desagradable es todo esto…

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