miércoles, 25 de junio de 2014

Año tres... año de desencantos sociales... año en que el individualismo toca mi puerta y la de todos. Algunos le reciben e invitan a tomar once... Yo solo le abro la puerta, y le escucho lo que tiene para decirme.

Se que cada año volverá, más cargante que el anterior. Me preparo para lo que venga... tarde o temprano lo tendré en mi living. Solo a él. Porque el resto al igual que yo también optará por andar en lo suyo.

Hoy es la despedida casual luego del examen, a un grupo que se queda compartiendo un cigarro y la ultima noticia del carrete pasado... Yo nada se de eso. No salgo, no fumo. Y si quisiera, no tengo plata.

Respondí mis exámenes con todo lo que pude dar, siempre pensando que pude haber dado más... pero No. Hoy me fui a clases con horas extra de sueño, con el cuerpo renovado, pero con apenas un desayuno improvisado.

Y ya llamé a mi hermano, como me dijo que lo hiciera para pedirle cuando necesite. Pero no... de nuevo se le olvidó. El hace rato que no piensa en otras cosas; entendible por lo demás. Por eso no me gusta llamarlo, y por eso prefiero no hacerme tantas ilusiones cuando lo hago.

Más exámenes para mañana. Un poco de hambre. Un poco de preocupación por él (no, no mi hermano. Osea, no ahora. Me refiero al otro él. El que dice me que me quiere), igual de abatido que yo estos días.

... Ya vendrán días mejores. Habrá que creerse ese cuento.

Por ahora, será mejor que me ponga a cocinar.

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