domingo, 25 de noviembre de 2012

EMANCIPANDO A LAS SOCIEDADES DEL FUTURO



Este es un ensayo que escribí hace un par de meses para el electivo Justicia y Trascendencia en un Mundo Plural. Supongo que por la flexibilidad que me entrega este ramo, no tendré inconvenientes por publicarlo aquí. Si te gustó y quieres copiar parte o todo, recuerda citarme como Paula Gallardo (2012). ¿Vale?

El orden mundial está fundado en base de valores no éticos, no bondadosos, no humanos; desde la época de las antiguas civilizaciones y sus invasiones constantes y esclavitud, que continuaron durante la edad media (a pesar de la existencia de la potente influencia religiosa Católica, que se involucró igualmente en las colonizaciones, en nombre de Dios y el amor), hasta la actualidad, en donde ya no se colonizan países, pero si se domina a través del mercado, la política y los tratados de libre comercio. 

El hombre a lo largo de la historia se ha caracterizado por un dejo de individualismo, al momento de formular y seguir leyes, dogmas y valores. En su mayoría son formulados y seguidos a modo de asegurar un bienestar propio y el de un contexto muy local, pero suelen desplazar los derechos de aquellos otros sometidos que, si bien no serán igualmente beneficiados, tendrán que demostrar fidelidad y respeto ante ellos. Otro hecho es que el hombre poco piensa respecto de las consecuencias que puedan conllevar sus actos. De partida, sus leyes, dogmas y valores son la verdad, la cual no ha de discutirse. Por lo tanto, si ha de existir algún error, el individuo no hará caso de ello, ya que para él los cuestionamientos no existen y, por ende, las malas consecuencias tampoco (o al menos, mientras nada malo le ocurra a él, estará todo muy bien). 

Un ejemplo de contingencia actual es el caso de las candidaturas políticas. Si se presta atención en la publicidad, se puede deducir que el dinero invertido es enorme. Los candidatos han de incurrir en esa inversión porque en muchos casos es un riesgo que ha de ser tomado si se quiere conseguir la victoria electoral, sin considerar que aquellos montos pudieran ser muy útiles en causas sociales. ¿Por qué no invertir aquel dinero en adelantar algunos de los bienestares que se han prometido dentro de las propuestas electorales adjudicadas? Esto último pudiese resultar incluso una mejor estrategia para el triunfo, ya que las personas continúan prefiriendo confiar en los hechos concretos, más que en carteles, slogans y palabras. 

Pero tal vez aquellos candidatos no están interesados en la erradicación inmediata y absoluta de las necesidades de la población y el potenciamiento de sus oportunidades de surgir. Tal vez la verdadera razón de sus candidaturas se encuentra justificada en los enormes sueldos que recibirán en tales cargos, si es que consiguen ganar. Lo grave de esto es que una vez más se está lucrando a costa de la calidad de un servicio y apoyo que la gente está necesitando. Aún más grave es que esta situación se replica en otras áreas del servicio público, muy bien remuneradas. Otros profesionales se desempeñan en aquello entusiasmados solamente por las compensaciones económicas que recibirán haciendo o no una buena labor; actuando o no con ética. Por eso algunos abogados no van a hacer justicia, si no que replican los errores legales que ya existen; algunos médicos examinarán a su paciente mediante una consulta costosa, sin sugerirle una solución inmediata a su dolencia (porque la idea es que continúe viniendo a su consulta y cancelando por ella); algunos docentes dictarán clases consistentes en la lectura y evaluación de textos sin asesorar ni involucrarse lo suficiente con el aprendizaje de sus alumnos; algunos asesores financieros de fondos de pensiones no recomendará las mejores inversiones a sus afiliados y a cambio les adjudicarán el uso de más servicios (firmando documentos que ni han leído, porque no existió suficiente tiempo para ello), que a ellos les significan más bonos, gratificaciones y premios. 

Existe un problema, y este es que aquellas personas con influencia y conocimientos necesarios para realizar las gestiones que causan un cambio en el estilo de vida de naciones completas, por uno más humano, no están comprometidas con esta esencial causa. Otro aspecto importante es que la gente no se informa lo suficiente para elegir a sus presidentes, a quienes les representarán durante años en un congreso, a quienes les defenderán ante la ley, a quienes cuidarán de su salud, a quienes asesorarán o administrarán sus inversiones financieras, a quienes les educarán a ellos y a sus hijos. Es necesario, por ende, una concientización humana. Las grandes masas son las que hacen girar el mundo, las que generan los grandes cambios. Pero deben saber de estrategias para delegar la responsabilidad de estos actos a algún representante, o para ser ellos mismos miembros activos de ese cambio, porque hoy en día no solo la élite puede ser político, abogado, medico, ingeniero comercial o profesor. Ellos siguen pudiéndolo con mayor facilidad (testigo de ello son las actuales PSU, que continúan evaluando contenidos de cultura general), pero si el renegado no toma sus pocos y pequeños chances, nunca logrará salir de su opresión. Se necesita inculcar en la sociedad media-baja un pensamiento crítico-esperanzador. Ellos deben ser reconocidos con sus culturas y costumbres, pero también deben conocer el mundo, el funcionamiento de la globalización que los toma a ellos como rehenes. Deben reconocer que están siendo oprimidos, y luego podrán luchar por sus sueños (Freire, 1992) 

La mayoría de los cambios emancipadores de sociedades pueden ocurrir en la escuela. De hecho, esta ha sido creada para eso. Sin embargo la línea que orienta la formación de personas es contradictoria a lo que se espera pensando en ética y principios pedagógicos (que buscan el desarrollo pleno de las personas). En tiempos de Napoleón la escuela fue creada y pensada como una herramienta de despotismo ilustrado, que pretendía formar súbditos obedientes de un estado y de una creciente industrialización bursátil (Retamal, 1998). Entonces el principal enemigo es esta herramienta deshumanizante, que hasta el día de hoy sigue estando vigente, bajo el nombre de "escuela".

La población adulta posee una característica que los jóvenes no. Esta es que ellos son aún más cerrados de mente y espíritu. Son hijos de un sistema que les ha engañado toda una vida, que les instó a madurar prematuramente durante su primera infancia (mediante el conductismo escolar y familiar, que les uniformó y disciplinó) y que les preparó para ser un engranaje. Y son estos adultos (por lo general de clase media-baja) quienes influyen de la misma manera que lo hicieron sus padres en ellos, sobre sus hijos, instándoles nuevamente a dejar de curiosear y preguntar por todo, a que se pongan a estudiar y pensar en escoger una carrera sustentable y “acorde a su realidad” (que ni se les ocurra pensar en las artes. Tampoco en medicina o leyes, que para eso no se cuenta con dinero). 

Los jóvenes de hoy son un rango de la sociedad que, en la actualidad, es más conocedor del mundo y la contingencia que en épocas anteriores. Esto es gracias al fácil acceso a la tecnología y los medios de comunicación más masivos (radio, televisión e internet), que sin embargo, al igual que otras herramientas de poder, están siendo manipulados por finalidades particulares. Los jóvenes conocen lo que los medios masivos les presentan, lo que está de moda, y lo que sus amistades les comentan. Por lo general, se encuentran en un estado de consciencia desencantada. Es decir, saben que el mundo está funcionando mal, que existe maldad y falta de moral, pero la desconfianza post-engaño les causa incredulidad sobre las posibilidades de que las cosas puedan cambiar para bien. Incluso, se vuelven incrédulos de sí mismos, aunque sepan muy bien que los ojos de los líderes que mueven los hilos del mundo están puestos en ellos, porque son el futuro. 

El día en que se logre que la educación sea un recurso libre y sin manipulaciones de ninguna influencia, que los individuos sean libres de conocer de las verdades que les causen curiosidad, el día en que las personas puedan desenvolverse en autonomía y en práctica de una moral basada directamente en principios humanos, podríamos hablar de que el mundo ha cambiado el eje; posee un nuevo sentido.


REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Freire, P (1992), Pedagogía de la Esperanza. Un reencuentro con la Pedagogía del Oprimido. Madrid. Siglo XXI.

Retamal, O. (1998), Una educación para reconciliar al hombre con la tierra. Solo la educación holística hará posible la continuidad de la vida. Estudios Pedagógicos, nº24, pp. 107-121.

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