sábado, 6 de octubre de 2012

Sabemos muy poco de nosotros mismos; Sabemos casi nada de nuestro futuro.

Uno de los más terribles errores que podemos cometer es creer que nuestro futuro está asegurado.

Estoy viendo el Efecto Mariposa 2, por segunda vez. Ya sé el final... solo le veo por inercia. No pude dejar de pensar en muchas cosas y no pude dejar de sentir conmoción. 

Si las personas fuésemos más despiertas... Si no perdiéramos tanto tiempo en el lugar equivocado. Si no perdiéramos tanto tiempo esperando a que los demás hagan algo por uno. Si no perdiéramos tanto tiempo esperando a que los demás den el primer paso. Si tomásemos nuestras reflexiones por un segundo fuésemos verdaderos agentes activos, experimentando en tierra firme con ellas. 

Yo siento orgullo de aquellas pocas veces en las que he intentado mejorar las cosas. Cuando recité aquel discurso tan emancipador a mis compañeros de cuarto medio, para Lenguaje y Comunicación; cuando hablo con mis amigos e intento aconsejarles para que "hagan las cosas pensando en su propio bien", cuando expuse a mis compañeros de universidad sobre la traumática perdida de mi padre y sobre el verdadero valor de quienes nos rodean cotidianamente; cuando aposté hablando de sentimentalismos con un casi desconocido...

Cuando todo marcha sobre ruedas e incluso supera tus propias expectativas, te sientes fantástico. De primera tal vez no te lo crees. Luego es fácil sentirse dios de tu universo. Todo lo puedes y el resto no te turbe ni espanta en absoluto. No existe límite ni obstaculos suficientes para tí, porque aquello que lograste es tan grande, que nos olvidamos que de muchas formas el mundo es el que nos sostiene. Y ese mundo sigue siendo frágil.

A veces a uno las cosas no le resultan bien. Pero se pierde mucho más si no se intenta hacer algo; alcanzar nuestros más grandes anhelos. Es tan fuerte la desilusión que podemos sentir cuando los resultados difieren y chocan con lo que esperamos, y tan fuerte la humillación que se siente cuando no eres valorado como crees que te mereces, que solemos hundirnos en un pantano de desesperanza, en el cual no podemos mirar si no hacia atrás, recordando la tragedia, reviviendola, resintiendola y llevandola a una perspectiva futura... entonces nos parece que nada distinto a ello podría ocurrir más adelante. Simplemente no nos quedan ganas de salir de casa, ni hablar con nadie. La confianza en nosotros mismos ha desaparecido.

Cuando aquello ocurra, será necesario el apoyo de alguien más. Por eso la familia, los amigos, la pareja, en fin, todos aquellos que nos conozcan realmente y que sepan de lo que nos hace mal y bien, son los únicos que pueden y deben rescatarnos. Un megalomaníaco cree que todo es perfecto y gira en torno al lineamiento que a este más le gusta, mientras que  un desesperanzado no conoce horizontes ni caminos. Está totalmente a oscuras. 

A veces necesitamos de alguien más que nos hable sobre los distintos tipos de luz que encontraremos en el exterior. Que nos recuerde como es el mundo y lo que significa caminar en medio de él. 

Tanto las grandes victorias como las grandes derrotas nos enceguecen. Ambas nos hacen creer que existe solo un camino. Las primeras nos hacen ser administradores demasiado confiados y poco precavidos. En cierta forma hasta dejamos de lado esa labor de administradores de nuestra vida. Porque el exito es tan obvio que simplemente consideramos innecesario y hasta burócrata realizar minuciosas planificaciones. Las segundas, también nos hacen ser administradores que en primera instancia se comportan demasiado críticos de sí mismos y nerviosos del entorno, y en última instancia horrorizados por las últimas reflexiones y conclusiones fatalistas, lo cual igual que en el primer caso, acaba en el abandono de la administración de una vida, porque no nos consideramos capaces de lidiar con aquel liderazgo.

Lo cierto es que la vida estará siempre llena de una mezcla indefinida de victorias y derrotas. Debemos estar siempre preparados para recibir lo mejor y peor de lo que nos ocurra. El futuro no es seguro, pero si es seguro que somos nosotros quienes lo construimos. 

Diseña tu futuro favorito, en tu cabeza. Analízalo en relación constante con las posibilidades reales que te ofrezca la realidad en la que se enfrentará y no te olvides nunca del ultimo paso: HAZLO. Actúa, aprende, hace, dí y muévete según lo que piensas y sientes, según tu proyecto. No dejes que una victoria te encandile, ni que una derrota te lleve a negro.  


2 comentarios:

  1. Certera entrada. El futuro se hace paso a paso en el presente y a golpe de esfuerzo se consigue la victoria.

    Saludos ;-)

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    1. Gracias, jorge. Releyéndolo pude notar algunas imperfecciones gramaticales xD pero son detalles. Lo importante es que entendieras a lo que me refería. Saludos :)

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