jueves, 16 de agosto de 2012

FUCKED UP GENERATION (Carta a un Camarada).



"Por qué no me habré casado antes contigo", le dijo una vez mi padre a mi madre.

¿Por qué ustedes los hombres dan por sentado que siempre tendrán las mismas oportunidades que en el ayer? Se confían tanto. ¿Por qué postergan las cosas que realmente valen la pena de hacer? Da rabia. Culturalmente, aún tienen la facultad de tomar la iniciativa y la desaprovechan. Como Sigmund Freud, que a los 25 se enamoró de una amiga de su hermana quien vio apenas 6 veces en cuatro años. Sin embargo, él fue osado a su manera, y en su momento la empapeló con 900 cartas de amor en donde la llamaba "Princesita" (supongo que por su timidez no le permitió usar un canal más directo). Como sea, luego se casaron y él dedicó todos sus días al psicoanálisis, encerrado en su estudio recibiendo pacientes por 55 minutos, descanzando 5 minutos más, siguiendo con otro a los 55 minutos siguientes, saliendo al exterior dos veces, solo para comprar cigarrillos.

Hace unos días leí una cita, no sé donde... Creo que era del Dalai Lama, de la que entendí que los humanos en general vivimos el ahora preocupados de cosas cotidianas, de rendir en el trabajo, los estudios, ganar dinero, tener posesiones, ser reconocidos en la sociedad, ser famosos. Pero nos olvidamos de lo más importante: el amor y la búsqueda de nuestra felicidad. Es como la historia del caballero de la armadura oxidada, que se creía el mejor del reinado por ser mano derecha del rey y presentarse en cada batalla a la cual se le llamase, pero apenas veía a su mujer (ni hablar su madre), y tal vez ni conociera bien a su hijo. Pensamos en el mañana sin vivir el hoy; vivimos sin vivir realmente. Preparamos el bien para una familia, sin convivir con ella. Por ejemplo yo, que ocupo tanto tiempo en sacar buenas calificaciones para mi futuro y el de mi madre, pero ahora mismo apenas la veo. ¿Y si un día se me muere? ¿Qué ocurrirá entonces?

Yo... bueno, a veces siento que soy solo una pequeña parte de un macro sistema. Salgo de un sector, entro a otro más complejo. Pero no quiero que sea siempre así. Y no quiero que las generaciones futuras siquiera se piensen un engranaje (Another brick in the wall). Mi sueño es que las cosas cambien. Que el mundo gire en torno a erradicar las necesidades de los más desfavorecidos, que nos involucremos los unos con los otros como verdaderos hermanos en busqueda de nuestra plenitud, sin importar que lo que a uno haga feliz no sea lo mismo que al otro. Pero claro, tampoco se puede permitir que para unos la felicidad esté en el desmedro de otros. Hasta dónde hemos llegado, que hasta nos parece bien la muerte y pobreza de unos pocos para mantener el equilibrio de las superpotencias... Somos egoístas. Mas que comodidad buscamos ser mejores que el prójimo y no interesa en lo más mínimo compartir nuestras fortalezas.

Me desvíe un poco, pero el tema es que estoy disconforme, con el mundo, con la clase de "inhumanidad" que me rodea. Con la clase de humano que yo soy. Soy futura docente, y en un comienzo no me interesaba ni me agradaba la pedagogía, por que no le conocía ni sabía de su importancia, pero siento que tal vez me estoy enamorando de esta vocación. Formar personas íntegras, que reconozcan sus inteligencias, apliquen valores en post del amor y que sueñen con llegar a ese punto en que puedan inhalar profundamente y sentir que disfrutan de la vida, es como he alucinado que será mi misión y mi más significativo legado en este mundo.

Pero... las personas que enseñamos cómo llegar a la integridad debieramos al menos tenerlo claro para nosotros mismos. Y he ahí mi problema. Porque la verdad me siento desorientada. La verdad de mi es que no sé en donde se encuentra la fuente de mi propia felicidad... No sé qué camino tomar para encontrarla. No sé si está cerca... o lejos. Y, lo siento, pero al menos a mi no me lo han enseñado, Y creo que muchos estan en mi misma situación, porque cada vez que voy por la calle veo rostros de ceño fruncido, sonrisas producidas por meros aconteceres superficiales, pero generalmente se cubren por un manto de amargura. Se nota hasta en la forma que se tiene de caminar, de desenvolverse, de comunicar. Sin embargo ellos no sienten la angustia que siento yo, o tal vez si, pero la mayoría del tiempo, no prestan atención de sus emociones. Las meten bajo la alfombra con pastillas, alcohol, drogas, o trabajando de más, porque no hay tiempo cuando tienes que hacer funcionar la maquina en la que estás metido. La emoción es solo un obstaculo, ¿No?

El mundo se está quedando sin amor. ¿Qué acaso soy yo la unica que se da cuenta de ello? 
Cómo quisiera que tú tambien lo vieras. Y cómo quisiera que al menos intentaras romper aquellos paradigmas destructivos, la inercia. luchar por tu propia dicha, y luego luchar por la de nosotros. Porque yo estoy aquí, detrás de estas letras, en una localidad inadvertida poniendo de mi parte.

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