sábado, 25 de febrero de 2012

Viernes 24/02/2012



Ayer supe que Belén se va sola a Valdivia; ella misma me lo dijo. Ahora entiendo por qué sus padres me odian. Si no se les hubiese ocurrido cambiarle("nos") los planes para Concepción yo no me hubiese puesto a pensar en alternativas. Tengo mis razones para no querer aparecerme en la ciudad penquista (Que no tienen relación a mi situación familiar, aclaro). No pueden creer que les haya rechazado tremenda oferta. Una cabaña enorme para nosotras dos, con vista al río Calle-Calle... y stuffs. Yo solo tengo pena y rabia por mi amiga, que se va sola; no como yo que tendré a mis tíos, mi prima. Me comprometí a visitarle a lo menos una vez por mes. Estará a dos horas de Temuco, creo.

La gente en general me está viendo como ingrata, malagradecida. Yo les digo que no es así. Y lamento si no devuelvo todas las visitas, los corres; si no respondo siempre el teléfono, si ya ni me conecto a internet o si me voy rapido de algun sitio. La verdad es que estoy intentando despegarme de a poco, para que la ida sea menos engorrosa, menos dolorosa.

Aún así, creo que es factible una merecida despedida. Si. Hay amigos, familia... incondicionales. Eso es impagable. A la tarde partiré con Ingrid, que se vá mañana a Concepción; luego tengo el fin de semana, con quienes anden en la capilla, con mis sobrinos acá en la casa; el miércoles me despido de la gente de la oficina (y de las famosas Claves de Seguridad); el jueves de los que queden: Berny, Karol, Javiera, Sabrina... y otros que me olvidé de mencionar.

El viernes de mis hermanos, de mi mamá.

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