jueves, 23 de febrero de 2012

Hubo un tiempo en que todas las canciones de Muse me parecía perfectas para dedicar o para que a mi me dedicaran. En serio, las escuchaba detenidamente. Sus letras, las historias que llevan tras ellas, la forma en que los sonidos envuelven una serie de sentimientos. Una vez un chico, Piter (¿Se recuerdan?), me mando un pasaje de Dark Shines: "Passing by you light up my darkest skies". Creo que esa fué la única dedicatoria Muser que recibí.

Mientras escribo estoy pensando en Starlight. Fue de las primeras cuatro que escuché y con las cuales conocí a estos chicos. Para entonces no había oído nada parecido; y si vas a escuchar este tema por primera vez ahora, de seguro pensarás igual que yo. Es triste no poder sentir lo mismo que esa primera vez. Aveces hago Zapping en el reproductor y antes de que suene del todo ya la cambio.



Asdasdasd... Si, creo que aún me encanta.

Bueno, igual hay muchas otras. Me estoy acordando de Bliss, Exogenesis Symphony III: Reremption, Blackout, Resistance, Endlessly, Sing For Absolution (ésta ultima, a la vena!)...

Pero no sé... ya no me detengo en este tipo de cosas. La verdad es que hay una parte de dedicar (o que me dediquen) canciones que no me gusta. Y es cuando algo no andubo "bien", y resulta que ya no puedes oírle nunca más! Es muy desgraciada esta cláusula. Juro por Dios que pasa. En este momento tengo un listado de canciones de mi reproductor que, con el dolor de mi alma (Ok, no sé si tan así) tendré que eliminar... por "x" pastelazo les escucho y las odio! Yo sé que la música no tiene la culpa, pero es el metabolismo (?) de una el que actúa así y hasta la fecha no encuentro remedio para esto.

Entonces la moraleja (util también para el tono de despertador): Usa cualquiera, menos tu canción favorita. Sigue este consejo y andarás por la vida mejor ;)

(Y si me quieres arto arto artote, no me regales Starlight, porque podría odiarla a ella y a tí también :D)

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