domingo, 17 de marzo de 2013

La clase de gente que prefiero evitar

Simple... si te identificas conmigo, probablemente hayas pensado igual y tal vez esto te vendría bien. Es que hay personas que simplemente no atornillan al mismo lado que yo... No los odio (no me siento capaz de odiar a nadie), pero no soporto tenerles muy cerca.

-Gente que aun cree que las películas son mejores que los libros: Please... cualquiera sabe que la película es la limitante reducción de un universo literario completo a una serie de imagenes creadas con un presupuesto sinematográfico mediocre, en comparación al sin fín de atmósferas que puedes imaginar sobre una historia, cada vez que lo lees. Me gustan las películas, son divertidas y a veces te enganchan más que 500 pags de letra tamaño 11, por el simple hecho de que estamos acostumbrados a la flojera de no leer ni utilizar la materia gris (cerebro), para la creatividad y la imaginación. Pero al libro... al libro lo amo.

- Gente que no solo difiere de mi preferencia musical, si no que la menoscaba: No soy de inflar el pecho por escuchar ALGO de prog. rock, o metal, o un poco de indie o british rock... Es cierto que ahora escojo artistas con la punta de una aguja, y no me gusta la música popular... pero no acostumbro insultar al resto por sus preferencias (a veces lo hago solo de broma).

-Gente que no valora mi estudio ni mi arte: Si no tienen una pizca de fe en mi como profesora o como música, JÓDANSE.

-Gente que no me toma en serio: sobre todo esto va para los mayores, que no entienden que una aún siendo joven tiene una identidad que respetar, y una habilidad de crítica a veces más acertada que la de ellos.

-Materialistas idealistas: en otras palabras, gente que se pasa el año completo craneando en donde pasará las próximas vacaciones de verano, habiendo otras cosas más importantes en las que pensar o hablar. Lo heavy es que a veces apenas cuentan con dinero. El tiempo y la plata se les va en pura porquería, mientras hay otros que se esfuerzan por sacar adelante a una familia, o una comunidad, o a si mismos. ¿Habrán pensado alguna vez en la gente que cada día pasa hambre y frío en la esquina de su mismo barrio? ¿Habrán visto los noticieros, sabrán de la situación de un país? Probablemente siguen jugando a ser niños.

-Gente que hasta el día de hoy defiende y celebra a la dictadura chilena: para mi, el horror y las muertes de inocentes de esos años es injustificable. Y por favor, no quiero leer comentarios graves ni descargos a mi persona (Suuuper común en otros lados) en relación a esto, porque no he insultado a nadie (aún); yo solo tengo claro que abusar del poder para matar es de perversos, y no me hago la ciega ni la sorda ni la desentendida respecto a capítulos negros de la historia.

-Gente que cree que soy comunista: por como me expreso o por mis opiniones. Y lo gracioso es que tienen un concepto tan básico, y tan equívoco de lo que es ser comunista. Se quedan con la imagen del comunista contemporáneo, que no entiende ni muy bien ) de los principios originales de un comunista (ni se va a detener a entenderlos, porque de seguro leer a Marx [a quien apenas habrá conocido al oir "marxista resentido" o "marxista culiao'] le da paja., y ya se puso la piocha roja y salió a desmadrar una ciudad. Yo soy humanista, constructivista, y pacifista. no creo ni me afilio a ningún partido político, porque hasta la misma izquierda de hoy me decepciona.

-Gente que no para de hablar de si misma: Estar con ellos es como presenciar un eterno monólogo. ¿Que esperarán? ¿Que una se ponga de pie y les aplauda como si acabara de oir una verdadera revelación? Lo peor es que sus historias u opiniones ni son tan acertadas, o entretenidas. De veras, yo prefiero quedarme todo un día frente a una pared antes de seguir siendo el eterno expectador de su ego (Probablemente, la pared sea mejor oyente que ellos).
     Si yo quisiera hablar de mi puede que me tome tanto o más tiempo que ellos. Hago hartas cosas y me gusta reflexionar y opinar. Pero hay algo que se llama humildad, que me hace olvidarme de lo que tengo. Es algo bien escaso que tenemos los que creemos en sueños más grandes que la fama, o el reconocimiento social.

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