jueves, 23 de julio de 2015

Por ahí dicen que en una relación no hay nada más triste que tener sexo sin ganas. Que forzoso... que vacío. De repente pasa que por abc razón no hay condón, o sí hay se rompe o no entra, que no se le para... que te duele, que la posición no te acomoda... que estás cansada, que no te gusta como te mira... Luego de eso las ganas y el romance se desvanecen... y lo mejor es tenderse en la cama y recuperar la calma, llenar el vacío, y dormir, por qué no. 

No es eso lo que me pasó hoy, de hecho es imposible ya que estoy a más de 100 km de distancia física con el segundo factor de mi relación. No... pero está bueno igual... un preámbulo para graficar que me puede pasar lo mismo cuando no me dicen que sí al tiro para una conversación por skype. 

No.. para qué decirle que necesitaba hablar con él y contarle lo mierda que fue mi día... para mirarlo y reafirmar por qué decidí estar con él... para desconectarme un poco de la mala onda de la casa... y recordarle que si pudiera me voy mañana mismo a su casa. También, por otro lado, le pregunté para ver si sería capaz de patearme la conversa para más rato, por que algo más importante tendrá que hacer antes, cierto (ver football, hacer pesas, jugar lol, besar a su gata)... Como viene siendo obvio, me despacho para tomar once... luego haría pesas... luego se bañaría... 

En el entretanto se me fueron al menos dos horas... que también ocupe haciendo de lo mío... lentamente, porque pareciera que mientras más deprimida estoy también me pongo más torpe y aletardada. Y así como el libido no dura más que unos minutos... a mi se me quitaron las ganas de verlo... igual que la última vez. 

Que caprichosa ah... sé que eso es lo que piensan... Pero no. No es capricho... o tal vez sí, puede ser. Puede ser que esté cobrando la deuda de atención que no tuve cuando chica, entonces sí. Puede que no resulte fácil responderme cuando y como quiero. Inevitable no acordarme de las veces en que no me mandaban los materiales a la sala, o las tareas a tiempo... inevitable no acordarme de lo mucho que esperaba a mi papá llegar de la casa de la abuela... Ahora entiendo el verdadero sentido de estar despierta tan temprano un sábado para ser la primera en correr y aferrarme a él apenas se abriera la puerta y se apareciera en el umbral. Por supuesto mi reacción fue totalmente opuesta cuando me lo trajeron a casa en un ataúd. De hecho me hicieron desaparecer en ese momento. Cuando volví pasé de largo... no soporté verlo ahí dentro. 

Me es decepcionante cuando me desplazan constantemente, saben. Es decir... ¿Tán incómodo es mirarme a la cara, hablar y escuchar mi voz por una videollamada? Como si en realidad no fuese una prioridad... 

¿Nervios? ¿Miedo a decir algo estúpido? 

Se me quitan las ganas inmediatamente luego del rechazo, saben. Y en el fondo la decepción se acumula, al punto en que ya no esperas nada para tu cumpleaños (aunque alguna vez haya dicho que "es el día más especial de uno" y blabla), ni navidad, ni para un año nuevo. Esperar nada se vuelve frecuente... el libido se pierde, junto con la ilusión. 

Por ahí también dicen que no hay soledad más grande que la que puedas sentir en una cama de a dos; y una sensación de distancia sazona con amargura la situación. Tengo claro que no quiero volver a sentirme así nunca más. 

Nada cuesta decir que sí sin rodeos y de una vez. Solo me gustaría que fuese un sí lleno de significado, y no meramente para acallar mi capricho infantil. Que me den en el gusto por una vez, por mero placer de hacerme feliz un rato. 


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