sábado, 19 de abril de 2014

Camaleón.



No le respondí nada. Tomé la cartera, el abrigo y salí inmediatamente del estudio. En el living estaba su esposa, mirando la teleserie del mediodía.

-Lo siento linda, pero ya no puedo seguir ayudando a dieguito- le dije, mientras me seguía dirigiendo a la puerta.
-¿Pero por qué, que ocurre?...- me preguntó con justificada extrañeza. me detuve y di la vuelta, y directo al rostro, le respondí con toda calma: 
-Tu marido acaba de hacerme una propuesta indecente. Concluyo que me contacto nada más que con ese fin... Y no suelo entenderme bajo esos términos -No dijo nada. Proseguí-. Sabes de hace cuanto le conozco y ya te imaginarás por qué dejé de tratarme con él hace tiempo- La verdad no sé cuán chocantes le resultaron mis palabras, porque hasta ahora aun no le dio ni para articular un solo morfema. Se lo traté de expresar lo más gentil que pude, a pesar de mi indignación- Comprendo tu desconcierto, y de veras lo siento. Pero recuerda que eres joven, y sabes que te mereces algo mejor. Buenas tardes- Y con la mirada atónita que el bastardo me clavo desde el fondo del pasillo, dejé atrás esa casa.

Semanas más tarde supe que la familia esa se había desintegrado. La mujer se fue a la casa de sus padres, el niño siguió yendo a la escuela... No sé como se sucedieron los hechos, pero supongo que para que eso hubiese ocurrido tal vez se dio cuenta de como su marido se entendía con su secretaria y la entrenadora de Yoga (la misma que me hace clases en el colegio en que trabajo. La deslenguada me lo contó todo la primera vez que tomamos café juntas, sin saber que este era una amistad en común). 

Me llamó por teléfono, al buen tiempo después. Ni idea de cómo se consiguió mi numero, pero al menos no me increpó, si no que me dio las gracias, y preguntó en donde estaba... que quería continuar con las sesiones para dieguito. Sabiendo que si seguia con las clasesitas esas sería inevitable tocarle la herida (y de paso seguir ligada indirectamente con él. ¿Es decir, se imaginan le da por ir a buscar al mocoso a mi propia casa? Horror), le inventé que ahora mismo me encontraba trabajando a tiempo completo, con una jefatura y a cargo de todo un liceo. Entonces, se rindió. Su voz agotada me llevó otra vez a a ser gentil y preguntarle cómo estaba... y entonces me contó brevemente lo del quiebre, la mudanza... que puso a diego en el psicólogo (Innecesario. Lo que el niño necesita es una charla derecha madre-hijo sobre lo que es ser un hombre derecho, y el por qué su papá no lo fue), y que ella estaba de secre en una aseguradora financiera. Al menos ahora sé que la cagada que dejé no fue tan grande. Aunque él me odia... pero eso es lo de menos.

Hace dos días me topé en la calle con Juan Carlos, saliendo de la Notaría. Me tomó del brazo el muy patudo preguntándome como cresta se me ocurrió hacer semejante tontera... que le cague la vida a el y a la mina, entre otras cosas. Me lo palmeteé delante de cualquiera que hubiese andado por ahí - No caballero. Usted se cagó la vida hace rato; Yo a ella se la devolví. Le devolví la vida y la dignidad que tú, pelotudo, le robaste- Silencio absoluto, un par de señoras de edad aplaudiendome a la entrada del edificio. Bochorno, en general. Tomé el taxi ahí mismo, y me fundí en el asiento.

A fin de año me voy de la ciudad, de nuevo. Está decidido.Tal vez logre irme al sur, antes de que otro incidente me haga desviarme a quizá dónde más. 




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