(Porque una vez que caminabamos, entre talla y talla, me la pediste para tu partida).
Era 2008 y después de un par de años regresaba de Viña a Nacimiento. No éramos lo que se dice “yuntas”. Compartíamos un núcleo social. Pero por una extraña razón me comenzó a agradar el hecho de oír sus historias de allá. De primera me aburría su resto… luego me acostumbré. Me empezó a caer bien. ¿Se entiende?
No he conocido persona más enfática y sin menos pelos en la lengua que Karol. Tenía catorce pero era bien madura. Puede que haya sido eso lo que me gustaba, aunque claro, yo tal vez soy más blanda, insegura… yo se que el resto podrá pensar que era media pesadita. Yo les puedo decir que son puras impresiones superficiales. Por algo hasta el día de hoy, y a pesar de los años, y lo distanciadas que este par de años hemos estado, ella es mi amiga.
Un día, la Bernarda, La Karito y yo llegamos a la conclusión de que, independiente de lo distintas que somos, nos unen curiosamente un par de fracturas familiares… la perdida de una madre, de un abuelo muy querido, de un padre. Y en eso nos entendíamos muy bien. Éramos re buenas para aconsejarnos mutuamente. No siempre lo hacíamos pero a veces nos juntábamos a hablar de cosas como esta, reflexionar sobre esta vida, que ha sido bien maricona con nosotras, con todos, de alguna forma…
Que difícil es dedicarle un par de palabras a la Karol. Una, porque esta situación no es natural. Tu no esperas que un joven muera así como así. Dos, porque yo nunca en mi vida esperé despedirla a ella, que aunque no lo crean me significa un pilar. Un pilar de mármol, seguro y firme. Un eje, una inspiración. Tres, porque no saben cuán extraño me significa asumir que no la tendré a mi lado, corrigiéndome una que otra cosa.
Es que yo la veía a ella y me parecía que todo lo hacía bien, sin tanto esfuerzo de por medio, sin darle tantas vueltas al asunto. Era una visionaria. Era de estas personas que no espera a que el resto venga a solucionar las cosas. Ella no lloraba sobre la leche derramada. Hacía cosas por ella, por su familia.
Pero la vida sigue siendo maricona, y la muerte una cabrona que nos coge a todos por igual. No existen excepciones. No existen excepciones a la regla. No existen los intocables.
Nos equivocamos si creemos que aquellos que parecen ir viento en popa están siempre a salvo. Nos equivocamos si creemos que no han de necesitar al menos una vez un poco de ayuda, un consejo, a veces solo compañía.
Casi cada fin de semana me llamaba para saber si andaría por Nacimiento… me escribía, me tiraba sus tallas pesadas de vez en cuando. Yo no siempre presté total atención, debó reconocer. Crecemos y nos enfrascamos en el estudio, la pega. Nos olvidamos de algo tan sencillo: comunicarnos.
Este miércoles caminaba a la estación de tren con mi pololo. No recuerdo por qué le mencioné que odio a esa muerte instantánea, esa maleducada que no toca la maldita puerta y entra, saquea tus proyectos, saquea tus sueños. Él me respondió que, al contrario, le prefería así, por el simple hecho de no prolongar innecesariamente el dolor, como esas novelas que dan a la mitad del día en casi todos los canales de TV.
En fin. He llegado a la conclusión de que esta muerte puede ser muy cabrona, pero la karol lo fue y estoy segura que lo es más.
Inteligente.
Bella.
Joven.
Alegre.
Independiente.
Sincera y muy segura de sí.
Será difícil para ambas asumir tu partida. Yo al menos trataré de tomármelo como un nuevo ascenso más. Una vez más llegas a la meta sin ningún esfuerzo, amiga mía. Sé paciente amiga mía, respira hondo, descansa y disfruta de la paz que todos nos merecemos, esa paz que te has ganado por el amor que nos diste, a tu familia y amigos de toda la vida.
Lamento no tener mejores palabras para despedirte…
Lamento no haberte acompañado este fin de semana como me lo pediste.
Pero estarás en mi cabeza, en mi corazón cada día, como símbolo de la energía, la fuerza aguerrida que requeriré para continuar con mi lento camino, para apoyar a nuestra amiga y darle todo el amor que necesita.
Muchas gracias por los años, la experiencia, las reflexiones y el amor compartido.
Te amaré por siempre.
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