miércoles, 2 de octubre de 2013

"cartas de amor"

"No sé a qué viene eso de la sorpresa del resto a contrarse conmigo deambulando por ahí a solas. Por todos lados siento las extrañas miradas de gente no-extraña. De pronto el "enmimismamiento" viene a ser algo curioso; aunque, de momento he de recurrir a él solo porque prefiero aprovechar mi tiempo libre estudiando (a eso vengo y me costó llegar, para eso pago,).

Como le dije a la Pancha, me quedé acá a estudiar todo lo que no hice durante lo que va de semestre, todo lo que no hice anoche, por escribir el puto journa que tuve que entregar en la mañana (y a medias, más encima). Salí de TP, me banqué treinta minutos de fila en el casino para comprar un miserable pan con jamón-queso, jugo y chicle. Volví al edificio en donde tengo clases, me senté a leer el grammar reference con la música a más no poder. Milagrosamente, puedo afirmar que aún recuerdo grán parte de lo que leí; y más importante: lo comprendo.

Después me puse a leer el libro que me recomendó la ceci, de Marcela Serrano. Se llama "Para que no me olvides". Lo busqué por el nombre, porque es chileno y tiene vocabulario cercano. Nunca había leído a Serrano antes. Le conocía eso sí, por un curso de mi colegio que llevaba su nombre (un 7º, creo). Hasta el momento, sé que se trata de Blanca, una mujer de 30-35 años que sufrió un infarto cerebral y...

(Interrupción)

... queda con afasia (incapacidad de comprender y producir lenguaje, por lo que entendí). Luego de llegar a esa parte concluí que ya no era tanto el nombre lo que llamó..."

(otra interrupción)

...

mi atención, si no que más bien el tema del lenguaje. Uno obvia estas cosas... de primera me costó comprender el significado de tener ideas en tu cabeza, recuerdos, "conceptos" sin codificar, imágenes, emociones... y no poder comunicarlas. Frustrante es no poder producir comunicación, y entre otras cosas, hacer entender al resto que no porque no entiendas idiomas ni letras estás vacío por dentro.

Somos seres sociales, después de todo.

Ahora acabo de terminar de ver Volver a Nacer, una película que recomendó por facebook la pancha. Supongo que de ahora en adelante deberé aprender a valorar un poco más sus recomendaciones. Sin duda me dejó con la sensación de casi tocar y vivir la crudeza de su historia. No vale la pena ponerla aquí (de veras que no). No merece la pena ser ignorada como tantas otras cosas que voy dejando aquí y en tantas otras partes.

Dije que me iría a la cama a eso de las 20:00, y sí. Lo hice. Ahora... no especifiqué si dormiría a esa hora o no. Son las 22:15 (temprano aún)... y aún tengo la presión en el pecho que me recuerda que debo sentir culpa de no haber llorado una puta lagrima durante el film. Con el tiempo se aprende a llorar para adentro. El mundo de hoy forma personas que lloran y gritan carcajadas para adentro. Me va a dar una de esas enfermedades del siglo XXI... tal vez.

El otro día quise hacer la terapia de cambiar perspectiva. Apenas me resultó. Quise imaginarme a mi misma en otro momento, pero en mi cama, como lo estaba en ese entonces. Tal vez por eso no pude.

No viene al caso eso último. Juro que tenía una idea... un punto al que llegar con eso, pero al igual que en mi clase de TP, no tengo cabeza para producir todo lo que siento y pienso... son demasiadas cosas.

Y no. Como ya se habrán dado cuenta, esto no es una carta de amor que hubiese comenzado a escribir en mi enmimismamiento universitario. Es otro de los tantos capítulos reflexivos -no emocionantes- que suelo dejar a vista y paciencia de uds. Lamento si decepciono al compañero de clase que me lo preguntó.

"Buenas" noches...

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