miércoles, 10 de julio de 2013

Plata.

Así es. Plata.
El que tiene plata, la hace.
El tiempo pasa, te vuelves adulto y el dilema ya no es pedir 100 pesos si no que 40-50 luquitas a la mamá para acolchonar el arriendo. Ya no te despiertas ni notas que mágicamente la estufa está prendida, la tele con algo entrete suena y tu mamá viene y te pregunta si te trae desayuno a la cama. Ya no vives a un par de cuadras del colegio para irte caminando, no hay almuerzo casero, ni ropa limpia calentita a los pies de la cama.

Ya no queda nada de eso.

Yo cacho que ni con todos los chocolates del mundo que venda me costaría ene organizar mis gastos. Lo primero siempre es el arriendo. después la cuota de la U, los pasajes de micro. Menos mal tengo tarjeta para comida.

Y buta, nada... Por eso en realidad no carreteo mucho, no me voy de shopping, no como cositas ricas, y me he perdido todos mis conciertos favoritos, y si no tuviera internet creo que me lo pasaría leyendo porque al menos libros me sobran... Insisto que en terminos de juventud esta es la edad de oro, pero en realidad el contexto en que una esta metida hace que se vuelva una verdadera mierda. Al final no disfrutas nada, porque te lo pasas pensando en que va a pasar mañana.

Hoy iba por el centro de compras (de las chicas, porque no me da para más), y cuando me dió la huevada y me piqué de ver tanta gente bonita y no compre nada me asaltó ese pensamiento. Una como que no debería pensar en que la plata es lo más importante en la vida. Pero bucha que ayuda para alcanzar las cosas que verdaderamente lo son.

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