sábado, 5 de enero de 2013

Cesante.

Como cresta me dejé tanto estar... Acabo de dejar la guitarra a un lado. Intenté retomar algunas canciones que sabía de antes, pero ahora soy un asco, junto con que la perilla de Volumen del amplificador no funciona del todo bien (a veces no da volumen, a veces da demasiado) y las cuerdas de mi guitarra están más que oxidadas.

Hoy en la mañana desperté temprano, cuando mamá se levantaba para ir a trabajar. Ayer renuncié... colapsé con el frío de la mañana, el repentino cambio de temperatura a eso de las 12... los enormes insectos que me escogieron a mi como una victima modelo. Al menos recibí mi dinero inmediatamente. Fue un poco más de lo que esperaba recibir por cuatro días... pero mucho menos de lo que pensé lograría como merito laboral durante el verano. Estoy apenada por dejar a mi mamá sola en eso. Me carga esa pega. Y me carga que ella siga ahí, haciendo esfuerzos de más con un cuerpo que hace años le suplica un descanso. Le he insinuado y en ocasiones dicho directamente que busque algo mejor, más facil. Pero ella es terca y no me hace caso con nada. Se ríe y me cambia el tema. Es como Tronquitos (Adventure Time), cuando una trata de hablarle en serio.

El miércoles recibí un mensaje de Karol en el que me recomendaba no renunciar a mi trabajo inmediatamente... que en realidad las ventas de DirectTV se estaban complicando. El jueves desperté con una incertidumbre del porte de un rascacielos. No quería levantarme, pero tenía demasiadas cosas por hacer. Las horas pasaron y se me hizo tarde para llegar a las 11 a Los Angeles a aquella entrevista de trabajo. Al fin y al cabo, ya no me interesaba. De todas formas, preparé mi curriculum, mi hermana lo revisó, imprimí dos copias y las puse en sobres grandes color blanco. Fui al centro a sacar mi certificado de nacimiento y mi declaración de soltería. Me cobraron un ojo de la cara. Fui a Los Angeles a eso de las 15:00, hora en que al frente de mi se detuvo el Bio-Bio con destino a Angol, con ese chico de ojitos lindos que me topé por primera vez en mi viaje de regreso de Concepción cuando mi prima se casó, hace un año. No me interesó llamar su atención... supongo que esos chicos nunca más van a ser mi tipo.

Partí a Chilena Consolidada a entregar la documentación para postular al beneficio fiscal que aumenta mi pensión, la tipa no me reconocíó y me atendió con la más distanciada onda. Partí al Mall a entregar curriculum a la feria del libro y me encontré con el tipo ese que le gusta a la Ingrid. Andaba sin lentes pero la pinta de intelectual no se la quita nadie. Da la casualidad que él es el jefe de la tienda. Me dijo que de momento no estaban necesitando con urgencia personal, pero que no había problema en dejarles mi sobre. luego quise ir a la feria del disco pero no la encontré. Entonces dejé mi segundo sobre en Entel. Me dijeron lo mismo que el de la librería. Que tal vez en un mes más... Whatever, hice lo que podía. Por último compré las almendras y maní sin sal que me pidió mamá para adornar los chocolates y me vine de regreso. Llegué muerta a casa. Tal vez por eso al día siguiente tenía un animo de perros y no trabajé casi nada.

Ahora estoy en el sillón de mi casa, mientras mamá se descuera por mi. Se siente horrible. En cuanto termine con este desahogo ordenaré, me bañaré y seguiré con lo de los chocolates, hasta que los haga todos hoy, ojalá.

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