Una y veinte de la tarde. Estoy en pijama aún. Mi cabeza me arde. enfermarme en verano, y más aún rindiendo PSU... "Muy bien, Paula. Esta vez te superaste".
Bueno, eso ya es una etapa hecha y disuelta. como dije en alguna parte ya, di todo lo que tenía de mí. Fué lamentable no haber tenido de todo el tiempo que requería realmente para prepararme. Entré a trabajar... una boda el sábado por la noche... Aún así, ese tiempo que sí estubo, lo estrujé al máximo. A lo mejor no comí lo suficiente. Una, con comienzo de gripe y con los nervios que este proceso implica, no tiene cabeza para pensar en comer sano.
Ahora, estoy recordando algo especial, que ocurrió el domingo a las cuatro y quince de la tarde. No puedo escribir ahora mismo hacerca de ello en detalle. Solo puedo adelantar que espero sea determinante en el curso de los sucesos que han ocurrido desde aquel instante hasta ahora, y los próximos días. Estoy intentando asimilarlo. Porque estoy segura de que lo que pasó ahí fué real.
Hoy es 14 de diciembre, exactamente diez días antes de Noche Buena. Me gusta esa fecha porque la gente, al menos una parte importante de ella, se vuelve algo más humana. Tengo bastantes días para descansar y hacer volar mi mente en plena libertad. En enero entraré a trabajar otra vez, pero será menos duro. Trabajo más de oficina, más intelectual.
Aún me pregunto en que podré ocuparme. Escribir, dormir mucho, sacar temas nuevos, tejer con macramé, salir de la ciudad.
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