miércoles, 3 de agosto de 2011

"Electric Feeling"



Estaba esperando una instancia como esta en la que no estoy del todo ocupada como para dedicar unos minutos en redactar lo que pasó hace ya dos días.

Iba a Los Angeles de compras. Una amiga de mi mamá me dio el dato de unas liquidaciones en el Mall, mientras yo le ayudaba a su hija en una tarea de ingles. No quise perder el tiempo y como ya lo había hablado antes con mi mamá esa misma tarde partí. Sola.

Recuerdo que fue un viaje largo. O bien mi impaciencia hizo que así lo pareciera. Baje en el hospital cercano al Lider. Caminé en esa dirección y luego cruzé la avenida en dirección al casino.

Llovía. Yo no tenía paraguas y estaba con el dinero justo para comprar un abrigo y volver. No tube ni para recargar el celular. Al llegar frente al Lider apagué el reproductor para no gastarle la batería. Mamá podía llamar, o qué sé yo.

Mientras caminaba con esa prisa que suele tener la gente cuando llueve, pensaba en que tal vez si había poca gente en las calles, era lógico que fuese así en el Mall.

Me Equivoque.

Allí estaba yo, empapada, rodeada de huevones refugiados en el centro comercial esperando a que el clima mejorara.

Me fuí directo al segundo piso, a Fallabela, sección femenina (Americanino, Doo Australia, Efesis y la típica redondela que formaban los colgadores de ropa Sybilla).

Creo que no alcancé a llegar a esas perchas que me interesaba revisar cuando se me cruzó por el camino. Alto, cabello largo y castaño, de piel bastante pálida. Cuando distinguí sus facciones (esto ocurrió en cosa de segundos), me helé.

Reconosco que fué una reacción muy estupida la que tube. Quedé de frente. No pasaron ni dos segundos y di media vuelta en dirección contraria, sin rumbo. Creo que el tipo se dió cuenta. Creo que él también pudo haberme observado. Yo estaba muy roja. Lo sabía porque lo estube desde que bajé del bus. Lo atribuyo a los nervios de pasear sola, de tener la plata justa, de estar incomunicada, de toparme con él que se parecía tanto a alguien a quien nunca imagine tener tan cerca.

De hecho, creo que este sujeto era, incluso, una versión más idealizada aún. De cánones mas estilizados. Pero fué el quien se cruzo. Yo solo quería urguetear unos abrigos cercanos a la caja y que caché estaban en oferta.



El estaba algo alterado. impaciente. Esperando.

Para mi desgracia, cuando quize regresar a revisar las prendas esas luego de haber dejado pasar unos prudentes 15 minutos (tiempo suficiente para que se hubiese marchado) volví a pillármelo, al lado de una tipa que ni lo inflaba. estaba muy metida entre unas perchas buscando una prenda nueva para su closet. A ella no le ví la cara. No me importaba. Ya tenía toda la información para construir la escena. Ella, una idiota adicta a la ropa. El, un novio definitivamente arrepentido de estar acompañandola. Yo, una huevona que no sabe que mierda hace ahí.

Volví a dar la vuelta revisando ropa y más ropa. el vendedor me dijo que ya no había abrigos en $7.990, solo en $9.990.

Mamá llama por teléfono.
- ¿Aló?
- ¿Oye dónde estás?
- En Los Angeles, en el Mall, viendo si encuentro algo para comprarme.
- ¿Y andas sola?
- Si
- La Loreto me pincho. la llamé y me dijo que tu la habías pinchado antes.
- Si. Esperaba que me llamara de vuelta. ¿Le dices que nos encontremos acá, porfa?
- Bueno, Cuidate oye, no te muevas de ahí que ella te va a ir a encontrar. Está comiendo completos frente al Inacap con unos compañeros.

Bueno. Tube que hacer hora. Sacando la cuenta, creo que al sujeto ese me lo cruzé más de cinco veces. La última él estaba sentado fuera de la puerta que daba a los provadores, con su misma cara de estar irritado.

Yo decidí no arrancar más. Paseé lentamente mirando pantalones de tela, poleras, bluzas, pero de espalda. El rubor no se me quitaba de las mejillas.

Luego de unos 30 minutos que para mi fueron eternos, cuando me moví a la circunferencia Sybilla, pude ver lo lejos a mi hermana con su amigo (y algo más, diría yo) José y otro que no conocía. Me sentí más tranquila.

Claro. Ella lo primero que apuntó fue el color de mi cara. Yo me excusé diciendole que era el cambio de temperatura. No me creyo. Yo tambíen pienso que fue una sacada de pillos bastante mediocre.

Los chicos se fueron. Yo me quedé con la loreto buscándome un abrigo. Tube que pedirle dinero prestado. Fué poco, pero muy necesario.

Acabé eligiendo un Montgomery Sybilla, corto y en color blanco y por dentro forrado de azul marino.

Podía irme tranquila. El viaje no había sido por las puras.

En el bus me fuí pensando, en lo profundo que fué todo. Escuchaba Arriving Somewhere But Not Here de Porcupine Tree.

Qué recuerdos...

Cerré los ojos y aunque el movimiento de la máquina hiciese que el vidrio de la ventana taladrara mi cabeza apoyada en el, pude descanzar, por almenos, unos minutos

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