Una sensación similar a la de aquella última vez que escribí es la que tengo ahora. Es decir, hay algo de desconformidad que me impide estar... "bien".
Además del tema del cierre de promedios semestrales y de que obtube 44 en la última evaluación de historia (lo que bajó mi promedio del ramo de un 70 a un 65 y mi promedio semestral de 68,1 a 67,5), estoy mal porque veo... que "extraño" la compañía de alguien a quien no debería de contemplar más.
Es muy facil como la mente o el corazón buscan sustituir a los que se han marchado. No hace más de un mes que finiquite la situacion con otro chico de una forma hipócritamente simpática (a los días conocí por mi cuenta que el motivo de su distanciamiento era otra chica que le quedaba unos cuantos kilometros más cerca... Whatever). No ha pasado más de un mes desde que todo eso ocurrió y mi inconsciente recurrió a urgar cenizas pisoteadas y añejas.
Siempre supe que existía la provabilidad de acabar buscando cobijo ahí adonde vuelvo siempre que no tengo nada por otro lado.
Las mujeres tenemos ese problema de creernos capáces de cambiar a los hombres si esque no están siendo como nosotras deseamos. Aun creemos en la historia rosa de un Don Juan transformado en docil caballero de una sola linea (¿Entienden de que hablo?).
Pues... B-A-S-U-R-A. Eso es lo que pienso ahora estoy parcialmente cuerda. Pero es muy distinto a cuando tengo frente a mi esos ojos que tal parece me traspasan y paralizan, reducen, persuaden, intrigan.
Así como el minotauro necesitó de un redentor, yo también necesito del mio. Un ser que me haga salir de esta imnosis. Que me devuelva una clara panorámica de este mundo. que me proteja de los expectros del pasado que amenazan con arrebatarme la capacidad de resistencia.
Estoy al borde del barranco. Barranco que me quiere bajo su dominio. Lo terrible de esto es que yo tambien he deseado entregarme.
¿Qué tan así es todo? Ya no me queda objetividad. El vándalo, entre otras cosas, se la ha llevado consigo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario